El tipo más inexpresivo del cine de peleas, el actor que jamás se despeinaba dando patadas o el mamporrero con menos sonrisa que Chuck Norris esconde un secreto. Hablar de sus películas insulsas, de sus problemas de conducta (con sentencias por abusos y malos tratos) y hasta de su amistad con Putin (tiene nacionalidad honorífica rusa) no es lo que nos ocupa. Lo interesante aquí es su pasión por las guitarras y el blues, algo que le viene desde los 12 años cuando empezó a tocar.

La carrera discográfica de Seagal es corta, sólo tiene dos álbumes editados, el primero con una mezcla de estilos que van del rock al jazz y el soul, y el segundo donde se vuelca de lleno en el blues clásico con temas propios y versiones de Bo Didley, Robert Johnson o Willie Dixon. Los amantes del buen blues no quedarían defraudados pues no lo hace mal del todo. Incluso corre la leyenda que el propio B.B. King dijo de él que era un gran guitarrista. Por aquí lo tuvimos en 2014 participando en el Festival de Blues de Hondarribia.

La pasión de Seagal por las guitarras no solo es por tocarlas (aunque lleva años sin prodigarse demasiado, imagino que por sus obligaciones como sheriff honorifico en un condado de Lousiana). Posee una enorme colección de guitarras, más de 300 según parece, de diferentes tipos y marcas entre las que se encuentran algunas pertenecientes a gente como Jimi Hendrix, Stevie Ray Vaughan, Muddy Waters, Albert Collins o B.B. King. En este vídeo se puede ver parte de su colección.


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