Cuando la mayoría pensamos en Neil Young le vemos como uno de los prototipos del rock, un hombre forjado en las raíces de la música americana del blues, el country y el folk rock. Miembro de Buffalo Springfield y del cuarteto Crosby, Still, Nash & Young, tiene una de las carreras más importantes dentro del rock desde sus comienzos en los años 60. En su larga discografía ha coqueteado con algunos otros estilos, desde el grunge al folk e incluso la electrónica. Sí, la electrónica. En 1982 publicó el disco «Trans», el primero en su nuevo sello Geffen Records, en el que dio un giro total a su estilo incluyendo sintetizadores, teclados electrónicos y vocoders.

En realidad este disco fue una mezcla de dos discos en los que estaba trabajando, este «Trans» e «Island in the sun», ambos completamente diferentes. La idea de trabajar con voces sintetizadas llevaba tiempo rondándole, más si cabe como una posible nueva forma de comunicación que estaba experimentando con su propio hijo, nacido unos años antes con una seria parálisis cerebral. Ese fue el motivo de utilizar el vocoder, un distorsionador que robotiza y sintetiza la voz. También introdujo un nuevo aparato que había comprado el año anterior, un synclavier, uno de los primeros sintetizadores y samplers del mercado. A los músicos que colaboraban con él y a la propia discográfica sin embargo no les pareció tan bien aquel giro. Canciones como «Computer age», «Transformer man» o «Sample and hold» podrían estar firmadas por coetáneos como Buggles y más modernos como Daft Punk. Ni que decir tiene que no es uno de sus disco más recordados ni que fue un éxito de crítica y ventas pero como curiosidad ahí queda. Posdata: la foto de Neil Young no es real.


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