Tal día como hoy de 1991 se publicaba «Loveless», el álbum más recordado de My Bloody Valentine y uno de los clásicos del rock moderno, el modelo de lo que se llamó shoegazing (rock plagado de efectos y ruidos). Pero ese disco a punto estuvo de no llegar a editarse y casi lleva a la ruina a su sello, la independiente Creation Records.

Su grabación comenzó casi dos años antes, en 1989, y para él Kevin Shields, cantante, guitarrista y líder del grupo inglés, quería buscar un sonido nuevo para el grupo. Ese sonido se caracterizó por el uso de samples, por poner las voces en el fondo de la música y por el uso de guitarras con el brazo de trémolo. Estaba muy obsesionado con ese sonido y muchos de los ingenieros que participaron en el disco no lo entendían así que cambió y cambió de nombres hasta pasar por hasta 16 estudios de grabación distintos. Alan Moulder fue el que mejor captó las ideas de Shields pero sus distintos compromisos (trabajó durante ese tiempo con Jesus & Mary Chain, Ride o Shakespear’s Sisters) alargaron todo el proceso enormemente. Y claro, eso encareció la grabación de «Loveless» mucho más de lo que estaba previsto. Según Alan McGee, capo de Creation, el disco costó 250.000 libras, una cantidad tan desorbitada para un sello independiente que a punto estuvo de llevarlos a la ruina. El cabreo fue tan mayúsculo que un mes después de publicarse el álbum, sin saber si acabaría siendo un éxito de ventas o no, rescindió el contrato con My Bloody Valentine.

Entre las numerosas curiosidades de éste álbum clave en la historia del rock están datos como que algunas de las voces de Kevin Shields y Bilinda Butcher las grabaron tapando con unas cortinas la sala de control sin dejar que los ingenieros las escucharan si quiera (sólo sabían que se estaban grabando cuando veían moverse las agujas de la mesa de sonido). El batería Colm O’Ciosoig no participó salvo en uno de los temas, todas las demás baterías fueran creadas con sampler. Kevin Shields no permitió que se extrajera ningún single del álbum ni que apareciera el nombre del grupo en la portada. Debido al volumen al que grababan y al ruido tanto Shields como su compañera en las voces sufrieron varias semanas de tinnitus, una dolencia que les hacía notar pitidos y latidos constantes en sus oídos. Y es que el ruido fue una de las cosas que caracterizó a My Bloody Valentine: cuando empezaron los directos del grupo tras la publicación del disco tuvieron críticas feroces por el volumen ensordecedor y el ruido molesto que conseguían en algunas de sus actuaciones. 33 años después, el disco es uno de los más valorados en la historia del rock.


Descubre más desde Rebuscando en las Cubetas

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.