
Hace pocos días ya hablaba aquí de este grupo por el 35 aniversario de su álbum «Chill out» y el nacimiento de un nuevo estilo. Hoy 4 de marzo pero de 1991 publicarían su mítico y único álbum «The White Room» antes de tocar la cima del éxito, renegar completamente de él y acabar quemando 1 millón de libras en una ceremonia pagana en una isla remota. Jimmy Cauty y Bill Drummond eran dos visionarios que durante los ochenta pulularon por el rock inglés: tocaron en algunas bandas, crearon un sello y fueron managers por lo que conocían lo bueno y lo malo de la industria discográfica y su misión era acabar con ella desde dentro. Y a su manera casi lo consiguieron (es por ello que les tengo tanta devoción).
Pero volvamos al álbum «The White Room». The KLF llevaban varios años moviéndose como anguilas en el panorama musical, teniendo algún éxito como aquel «Doctorin the Tardis» cuya autoría otorgaban al coche que aparecía en la portada, un viejo Ford Galaxie que continuamente aparece en su imaginería (vídeos, portadas, fotos). El álbum se componía de mutaciones de diversos temas publicados durante los tres años anteriores, remodelados al gusto de la electrónica del momento, la escena rave y el rap que nutría los temas de las discotecas. Pero más que un álbum propiamente dicho, «The White Room» era una road movie (otra vez, ya lo quiso ser también «Chill out») de un viaje que comienza en una discoteca londinense y acaba por las tierras de Andalucía y Sierra Nevada. De hecho la película existe como tal aunque nunca se llegó a proyectar en cines. En ella se puede ver a los componentes de KLF con su mítico automóvil buscando esa «habitación blanca» entre desiertos de Almería, olivares, pueblos con casas encaladas para acabar entre la nieve de la cumbre del pico Veleta y su observatorio astronómico. El disco tuvo un éxito abrumador y una grandes ventas y ahora se encuentra descatalogado y sin viso de ser reeditado. Forma parte de la mística de este extraño, loco y mágico grupo llamado The KLF.
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