Alguno se preguntará seguramente quién es Warren Zevon. Pues fue un incomprendido genio del rock y del sarcasmo musical, un cantautor estadounidense que no solo sabía escribir canciones, sino que también sabía cómo hacerte reír mientras te rompía el corazón. Pasó gran parte de su vida entregando temas (sin demasiado éxito) durante los años 70 y 80 que mezclaban humor negro y verdades incómodas, como el clásico «Werewolves of London» o «Excitable boy». Este trovador del absurdo no tenía miedo de abordar temas atípicos en la música como en «Lawyers, Guns and Money». Zevon tenía un talento innato para hacer canciones que podían ser tan profundas como divertidas, el tipo de música que te hacía pensar, pero también soltar una carcajada irónica en medio de una reflexión existencial.
Cuando su carrera parecía acabarse Zevon lanzó el álbum «Sentimental Hygiene» (1987) en el que colaboraban artistas de renombre (algunos de ellos fans) como Bob Dylan, Neil Young, George Clinton, miembros de R.E.M, Flea de Red Hot Chili Peppers y Don Henley de The Eagles. Cuando le diagnosticaron un cáncer terminal en 2002, su respuesta fue muy Zevonesca: en lugar de quejarse, decidió grabar «The Wind», su álbum final, con canciones que se convirtieron en un regalo de despedida a sus fans. Porque claro, si vas a dejar este mundo, hazlo con estilo y con un par de riffs memorables. ¿Y cómo despedirse de un hombre así? Bueno, como él mismo dijo en una de sus frases más célebres: «Enjoy every sandwich». O sea, vive la vida, incluso si todo lo que tienes es un sándwich de jamón y queso.
Descubre más desde Rebuscando en las Cubetas
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
